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viernes, 20 de mayo de 2016

Los penales, esa maldición



Anoches quedamos afuera de la Copa Libertadores, por penales, y tras tener todo para clasificar.

Una vez más el equipo dio todo. Especialmente en el primer tiempo, sorprendimos a Boca, callamos por varios momentos a ese "mítico" estadio. Hicimos un gol, maniatamos al rival y pudimos haber ampliado la ventaja.

Y eso que teníamos tres bajas indisimulables (López, Ramírez y Tabó -quien, aunque no es titular, es el único suplente de nivel para cualquiera de los de arriba-).

En la primera jugada del partido Conde se recibió de héroe (luego pasaría a ser villano, porque en el empate pudo haber reaccionado mejor; y luego sería héroe otra vez, atajando 2 penales, pero no bastaría): doble atajada a puro reflejo, la segunda ante Tévez a quemarropa.

Y con eso, Tévez, desapareció del partido. El fantasma de la Copa América le pesó y realmente se fue del partido.

El gol nuestro llegó pronto, tras subida de Barcia, centro no muy bueno a Fernández y gol en contra de Cata Díaz. Y si la desaparición de Tévez era un hecho, tras ese gol desapareció Boca por más de 20 minutos, y tuvimos el control del partido; pero no supimos -como siempre- culminar bien las jugadas, por lo que no pudimos aumentar el marcador.

En los minutos finales del primer tiempo, ellos resucitaron y nos metieron contra un arco; especialmente buscando a Espino (quien anduvo bien, pero no podía contra todos, y Carballo no estuvo a la altura para ayudarlo). De todas formas, el partido se fue 1 a 0 y la clasificación parecía posible.

Reitero, para las bajas que teníamos y el mal momento en general del equipo (especialmente en lo sanitario y en lo físico), era algo que desafiaba la lógica. Estar a 45 minutos de eliminar a Boca en su propia cancha era una hazaña. El partido terminó dejando una nota de tristeza en todos, pero no podemos ver el árbol y dejar de lado el bosque.

El segundo tiempo fue durísimo. Boca reaccionó, hizo cambios, y nos metió contra un arco. Fucile (de espantoso partido) y Espino se vieron desbordados y el rival nos llegó 3 ó 4 veces con peligro.

Casualmente, cuando ya parecían quedarse sin energías, y nosotros nos estábamos soltando un poco más, llegó el empate: error grosero de Espino, quien no se dio cuenta que alguien le ganaba las espaldas, flor de pase del doble cinco de ellos, corrida a velocidades que no se ven en Uruguay y definición cruzada notable, que bien Conde pudo haber atajado si se estiraba más, pero que a fin de cuentas fue precida, justa y espectacular.

1 a 1 y... sin embargo, resurrección nuestra, porque el delantero de Boca se hizo echar (en serio, Boca clasificó, pero fue tan frágil mentalmente en general -Tévez borrándose solo del juego, el autor del empate haciéndose echar porque "se olvidó" que tenía amarilla...-) que no puedo esperar a ver qué dice la prensa de este equipo multimillonario.

Con uno más, nos soltamos un poco y generamos algo de riesgo. Munúa puso a López y Amaral y entre ambos y Fernández se las arreglaron para generar alguna chance de gol (incluyendo un gol de López, correctamente anulado por offside).

Boca se defendió bien, hizo algo de tiempo, y cuando el final se acercaba contó con la complicidad del árbitro, quien decidió no dar ni un segundo de tiempo agregado, aun cuando Orión tuvo que ser atendido un par de minutos, hubo 5 cambios, y se hizo tiempo en general.

Y llegaron los penales. Fernández fue el único de los nuestros que pateó bien entre los primeros tres, pero Victorino y Polenta también anotaron pese a sus malas definiciones. Y estábamos 3-2 arriba, porque Conde sacó uno. Porras tiró muy mal el cuarto (anunciado y débil), pero Conde volvió a atajar, y Romero tenía la oportunidad de liquidar la serie. Y el Colo pateó bien, dentro detodo: fuerte, contra un palo; pero Orión hizo la atajada del milenio en cuanto a penales respecta, y salvó a Boca. Luego erró Carballo y fin de la historia.

Jugamos con Conde (algo de responsabilidad en el gol, pero fue la figura del equipo si pasábamos); Fucile (una lágrima, un espanto), Victorino (la seguridad de siempre por arriba, cumplió), Polenta (cumplió también, aunque le costó un poco más anticipar, debido a que los argentinos realmente juegan mucho más rápido que nosotros en lo local) y Espino (alternó buenas y malas; ganó varias, perdió otras, cometió el error en el gol del empate); Barcia (en el segundo tiempo se cansó, pero fue una de las figuras; ayudó a Fucile todo el tiempo y, aunque regaló dos pelotas en la salida en el segundo tiempo, fue el mejor por la derecha, lejos), Romero (gran partido en general, lástima el penal), Porras (lejos de su mejor nivel, igualmente cumplió) y Carballo (buen partido en general, fue el motor ofensivo del equipo, y eso que jugó casi de carrilero zurdo); Fernández (corrió aún ahogado, no se le puede pedir más) y Gamalho (aceptable primer tiempo, se quedó sin fuerzas en el segundo y fue sustituído; estuvo igualmente por debajo de su rendimiento en el clásico). Ingresaron López y Amaral por Gamalho y Barcia, y ambos generaron peligro, aun cuando se notó a lo lejos que López no podía ni caminar y que Amaral tiene 10 kilos de exceso de peso.

En definitiva, nada que decirle al equipo. Los jugadores dieron todo, pero fueron víctimas de las propias limitaciones del plantel (es corto, tiene falencias en sectores clave -los laterales, el 9 de área, el 5 tapón, los enganches-, y no tiene tiradores ni de faltas ni tampoco de penales -salvo Victorino y Seba-).

Es una lástima, porque si pasábamos, con el equipo recuperado y en Semifinales, pocos se nos habrían ido, alguno habría llegado, y esta Copa Libertadores estaba linda como para pelearla hasta el final.

Pero esto es fútbol y ya habrá revancha.

Vamo' Nacional!

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