En la última jugada del partido de ayer, se nos escapó el triunfo en el clásico contra el CAP, y con ello, seguramente la última chance de obtener el bicampeonato.
Es difícil analizar el partido sin analizar el resultado y la forma en la que se dio. Con las bajas que teníamos (nuestro mejor jugador, López; y quien estaba siendo el segundo mejor últimamente, Ramírez) y las menos de 70 horas de descanso tras el partido con Boca, un empate clásico, a priori, era un gran resultado.
El problema fue cómo se dio (con un cabezazo a los 95 minutos), lo cual nos dejó a todos con el ánimo por el piso.
Hasta ese empate, la realidad era que el equipo jugó un partidazo. Maniató al rival, disimuló correctamente las bajas, y estaba llevándose una victoria que, en un trámite parejo, era merecida. Ayer, lo que nadie puede discutir, es que de haber habido un ganador, debimos haber sido nosotros.
Arrancamos mejor en el primer tiempo, presionando arriba, buscando a Gamalho en el juego aéreo; y antes del minuto tuvimos una chance de gol del propio Gamalho (un cabezazo que salió a las manos del arquero). Y continuamos siendo más, con una defensa firme que no dejaba progresar a los más hábiles y movedizos jugadores de ellos, y un gran trabajo de todo el equipo en general para presionar en la salida y buscar jugar rápido.
Falló un poco Tabó en esa primera mitad, lo cual hizo que casi todo lo que insinuáramos no se concretara en riesgo.
Ya para los 15 minutos finales de ese primer tiempo, justo es decirlo, ellos tuvieron el control del juego, nos desbordaron (especialmente por el lado de Fucile, de mal partido) y generaron 3 ó 4 chances de gol bastante claras.
Pero el primer tiempo se fue con el 0 a 0. Nosotros, con ganas, empuje, marca, fuerza y velocidad, logramos contrarrestrar el mejor manejo de pelota del rival y el juego pausado que ellos propusieron (sumamente pausado, porque demoraban horas en sacar saques de meta o laterales).
En el segundo tiempo volvimos a arrancar mejor y tras un penalazo grosero nos pusimos 1 a 0. Poco después llegó la única polémica del partido: un segundo penal para nosotros, que el juez no cobró tras codazo de un zaguero de ellos contra Gamalho cuando disputaban una pelota aérea.
Tras el 1 a 0 el partido cambió. El DT rival puso más de esos jugadores habilidosos y movedizos; aparecieron las pelotas en la Olímpica para sacar rápido los laterales y saques de meta (no es broma: pusieron 5 pelotas al costado de la cancha ni bien nos pusimos 1 a 0).
En un córner, el CAP empató. Gran centro, buen anticipo ofensivo y cierto quede defensivo. 1 a 1 y a empezar de nuevo.
Pero poco después llegó el tercer penal para nosotros (segundo sancionado) y Polenta, como en el primero, hizo el 2 a 1. Y el partido fue nuestro a partir de entonces. Ellos se pusieron nerviosos y poco a poco se fueron quedando sin ímpetu. Las pelotas desaparecidas en el 1 a 1, volvieron a aparecer, pero el juego les pesaba y se notaba a la legua.
Y entonces llegaron los quince minutos finales, que fueron fatídicos para nosotros. ¿Por qué? Porque Seba Fernández erró 4 goles increíbles (pero increíbles en serio, especialmente el último) y Barcia erró otro. Si una de esas pelotas hubiese entrado, ganábamos. Quizás goleábamos. Se notaba en el aire: ellos estaban muertos, en la cancha y en las tribunas. Incluso mucha gente se había ido ya.
En el enésimo contragolpe que tuvimos, Fernández fue bajado al borde del área y ellos se quedaron con uno menos. Victorino desperdició el tiro libre y zas... pasada la hora llegó el empate. Corrida por nuestra izquierda (Espino se vio desbordado y para colmo Munúa sacó a Romero -con amarilla y al borde de la roja- y Carballo no supo ayudarlo correctamente en los minutos finales) y centro al segundo palo, donde Fucile volvió a perder.
2 a 2 final. Un 2 a 2 que a priori hubiésemos festejado, por todos los problemas que estamos teniendo con lesiones y cansancio, pero que por cómo se dio, fue una derrota. Una "derrota" que se dio merced a los problemas crónicos que tenemos: falta de gol, horribles laterales (ambos) y malos ejecutantes de pelotas quietas (no tiramos ni un córner bien, ni un tiro libre certero); si una de esas tres cosas no se hubiesen dado, ganábamos seguro.
Jugamos con Conde (nada que hacer en los goles, fue seguro en lo demás); Fucile (mal, el peor del equipo), Victorino (sólido en general), Polenta (el mejor atrás, salvó un par de veces a Espino, especialmente en el primer tiempo) y Espino (el empuje de siempre, se fue cansando hacia el final del partido y el gol del empate fue, en parte, por ello); Barcia (impresionante labor los 90 minutos; fue mejor lateral que Fucile y mejor punta que cualquiera de los de arriba, jugó con el alma y con la cabeza y sólo puede criticársele haber errado un gol... pero la jugada fue toda de él), Porras (no me convenció, está bajo; se comió la mitad de la cancha y metió un par de buenos pases, pero en lo personal esperaba más de él, esperaba que fuera el jugador del partido), Romero (una falta durísima al principio del juego le condicionó, pero fue clave ayudando a Espino en la marca) y Tabó (jugó con el perfil cambiado, intentó mucho y concretó poco); Gamalho (me gustó, obligó por arriba todo el tiempo, jugó con mucho criterio, pivoteó bien; no se le puede pedir más que eso) y Fernández (hizo todo bien, menos lo que tiene que hacer bien: mandar la pelota a las redes; si hubiese estado fino, ganábamos). Ingresaron Benítez -por Gamalho- (mal partido, demostró limitaciones terribles), Carballo -por Tabó- (un par de pinceladas de calidad, le dio pausa al equipo y armó bien los contragolpes; pero falló en la marca) y Eguren -por Romero- (entró pocos minutos y no hizo mucho).
En definitiva, pudo ser un partido para el recuerdo. Pudo ser una victoria importantísima con un equipo diezmado en nombres y físicamente; pero terminó siendo un empate. No se le puede achacar nada a los jugadores, e incluso nada al DT. Todos dieron todo, dieron más de lo que se esperaba y, aunque el campeonato casi se nos fue, aún se sigue en la pelea.
El jueves vamos a la Bombonera y, si damos todo, como ayer, pasaremos a Semifinales.
Vamo' Nacional!
PD: ¿por qué había tantos huecos en la Amsterdam? ¿La lluvia espantó a los plumíferos? La TV mostró que cientos se pasaron de Olímpica a Amsterdam y ni a palos estaba llena. Y ni hablemos de la Olímpica, celeste por todas partes... ¿Y la prensa dice algo? ¡Qué esperanza! Como cantan en Argentina: 'estás por ser campeón y no llenás la popular', ¡¡¡vergüenza das, CAP!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario