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martes, 24 de mayo de 2016

El fin de la ilusión

El domingo perdimos contra Danubio y casi le dijimos adiós al bicampeonato.

Perdimos claramente. Fuimos superados y, aunque lo intentamos en todo momento, perdimos con justicia y hasta con un marcador que se me antoja bajo.

El sábado el CAP volvió a ser el CAP y entregó un partido absurdo merced a su falta de actitud ya proverbial, pero no pudimos aprovecharlo.

Y la razón es sencilla: el equipo no da más. Ayer uno a uno nuestros jugadores se fueron quedando sin pilas. Espino terminó muerto, casi acalambrado; lo mismo que Polenta, que rengueaba (por un golpe, pero también por cansancio general).

Munúa apeló a jugadores descansados pero faltos de fútbol (Barbaro, Amaral y Mascia) y casi, casi, casi pudimos empatar, pero a la larga perdimos, como era lógico.

En parte es culpa del Cuerpo Técnico, hay que decirlo. Uno puede decir "cuando jugamos con suplentes, perdimos puntos sin atenuante alguno, así que se decidió por poner a los titulares siempre, y terminaron muertos de cansancio". Es cierto, pero el problema no es a quién poner o sacar por cansancio: es cómo encarar los partidos.

Ayer estaba clarísimo que el equipo no podría rendir al 100% e igual salimos a jugar a correr y cambiar golpe por golpe, contra un equipo más veloz aún que nosotros y mucho más descansado y se notó la diferencia física. No debimos salir a hacer eso, debimos buscar hacer algo distinto, más pausado.

Pero bueno, el resultado fue inapelable, y estamos ya casi afuera de todo (a 4 puntos en el Clausura y a 3 en la Anual, faltando 6 puntos... sólo un milagro nos permitiría ganar algo esta temporada).

Jugamos con Conde (falló, una vez más, en el primer gol; pero en la segunda mitad atajó varios goles, lo cual nos mantuvo con vida casi hasta el final), Fucile (horrible, cada partido un poco peor; no paró a nadie, regaló pelotas ridículas, le perdonaron una roja, fue superado física, mental y futolísticamente los 90 minutos por todos los rivales que lo buscaron), Victorino (tuvo que salvar los errores de Fucile, rindió, y al final se fue de 9, demostrando que es más 9 que cualquiera de nuestros 9), Polenta (tuvo que salvar a Victorino cuando éste intentaba salvar los errores de Fucile, y terminó desgastadísimo, muerto) y Espino (aceptable partido, en el segundo tiempo se arrastraba por la cancha, visiblemente disminuído); Barcia (tuvo un partido mediocre, pero luchó siempre; incluso cuando el DT lo pasó a la izquierda...), Romero (también se cansó en el segundo tiempo), Porras (empezó bien, pero se fue quedando; sigo reclamándole o más protagonismo en el ataque, o bien más marca en el medio, más retroceso parado junto a los zagueros -una de las dos cosas tiene que hacerlas ya-) y Carballo (no rindió, no pudo hacer la pausa para el equipo); Fernández (la desprolijidad y las ganas de siempre) y Gamalho (no rindió, fue absorbido por el rival). Ingresaron Barbaro y Amaral (a jugar por derecha, quién sabe por qué) y Mascia al final, para llenar el hueco de 9 que dejó la salida de Gamalho. Amaral hizo alguna cosa, el resto, nada.

En definitiva, una derrota acorde a la lógica. El equipo dio todo. Tuvo 4 chances clarísimas al final del primer tiempo, pero el arquero rival fue figura. En el segundo tiempo intentamos todo el tiempo el empate, yendo con todo arriba y salvándonos 4 ó 5 veces del 2 a 0 del rival (el cual llegó casi en la hora), y aún 0-2, nos fuimos arriba y pudimos descontar (Espino hizo un gol levemente adelantado).

Ahora a esperar por el milagro. Hay que ganarle a Rentistas y a Liverpool y esperar tropiezos en masa arriba.

Se den esos tropiezos o no, vamo' Nacional!

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