Iba a titular la entrada "¡Campeones!", pero preferí cambiarlo porque, aun cuando es innegable la alegría por habernos consagrado campeones del Torneo Apertura 2014/2015, el verdadero objetivo, el verdadero campeonato, se define en mayo/junio del año que viene.
Lo cierto es que ayer derrotamos a Cerro 1 a 0 y obtuvimos anticipadamente el título del Apertura, algo valioso, pues llevábamos 5 torneos cortos seguidos sin poder ganar, y apenas habiendo peleado uno de ellos hasta la última fecha (el que perdimos hace un año ante Danubio). Así que es algo importante, algo que levanta la moral de un equipo que empezaba a ver los trofeos de lejos.
El partido de ayer fue bastante pobre y lo ganamos gracias a una jugada preparada y llevada a cabo por Recoba, Alonso y Arismendi. Es cierto que merecimos y pudimos haber aumentado el marcador, pero también es cierto que hicimos bastante poco por ello (jugamos a aprovechar errores del rival, especialmente en el segundo tiempo) y además Cerro también tuvo sus llegadas peligrosas que pudieron significar el empate.
Los principales defectos de ayer fueron la insistencia a jugar al pelotazo, el poco tiempo que la pelota pasó por los pies de Recoba, y lo poco que De Pena y Giménez bajaron a buscar la pelota en la línea media, en lugar de esperarla pegados a la línea de fondo, de espaldas al arco, donde es muy difícil avanzar y sólo se puede apelar a pivotear y dejar que la tarea la hagan los mediocampistas o laterales, quienes prácticamente por definición son menos hábiles que los dos mencionados punteros.
Puede sonar raro empezar la crónica de la obtención de un campeonato con las críticas, pero creo que es importante saber que no somos un equipo perfecto, que se puede y se debe mejorar, y que hay que hacer hincapié en elevar el nivel para seguir ganando, no sólo los dos partidos que quedan en este Apertura, sino los 15 del Clausura y, por qué no, todos los que se pueda ganar en la Copa Libertadores, donde nos esperan equipos más duros que los del medio local.
El lado positivo del juego de ayer fue la insistencia en ir a buscar el gol. Durante el 0-0, tras el 1-0 e incluso en los minutos finales, cuando un posible empate rival nos quitaba el título. El equipo fue al frente, mal o bien, todo el tiempo. Y fue intenso, veloz, aun cuando fue paciente, desde el comienzo, algo bastante más preferible a la alternativa: jugar lentos porque el partido dura 90 minutos (muchas veces los jugadores confunden tranquilidad -algo bueno- con lentitud -algo malo-; pero por suerte este equipo no comete ese error).
Desde el comienzo buscamos el gol, contra un rival que jugó con mucha gente en el fondo y apostó a los contragolpes veloces. Lo ya dicho: abusamos del pelotazo y permitimos que el rival tuviera algún tiempo la pelota. De todas formas, no recuerdo en estos momentos alguna jugada de riesgo de ellos en la primera mitad, aunque tampoco recuerdo muchas nuestras: algún tiro de afuera del área desviado, pelotas metidas en el área que no llegaron a ser definidas, y algunos córners o tiros libres en forma de centro... No hubo mucho peligro en los arcos.
El gol llegó a los 29 (obra de Arismendi) y luego Alonso se perdió el 2-0, en momentos en los que ellos se mostraron algo perdidos. Luego respondieron, con tiros libres en forma de centro (cometimos muchas faltas en la mitad de la cancha, especialmente porque Porras y Arismendi salían a presionar juntos muy arriba, dejando a sus espaldas mucho territorio, algo que solucionaron generalmente con faltas a quien superara su línea). Munúa respondió bien en casi todos los centros, incluso en uno cabeceado casi a quemarropa que por suerte fue directo a sus manos.
En el segundo tiempo Cerro se paró de forma diferente, aún atrás, pero con mayor disposición de los laterales a subir, y nos complicó; especialmente en los últimos 20 minutos, en los que quizás por la euforia de las tribunas (que empezó a cantar canciones alusivas al título) ambos equipos parecieron menos tranquilos, más nerviosos y apurados. Nosotros tuvimos espacio para contragolpear y en un par de ocasiones pudimos liquidar el pleito: Recoba de cabeza, solo, tiró una pelota al palo; Alonso no pudo definir un par de veces, lo mismo De Pena; e incluso Papelito tuvo alguna chance cuando ingresó.
Pero el marcador no se movió y, aunque Cerro terminó el partido adelantado en el campo, buscando con centros y tiros libres al área, no generó demasiado peligro tampoco.
Jugamos con Munúa (varios centros bien descolgados, dio la sensación de tener un imán para atraer las pocas pelotas que fueron contra su arco); Álvarez (correcto partido en su regreso), García (como siempre: firme en la marca, desprolijo con la pelota y en algunos movimientos), Polenta (un seguro en el fondo, tapó todo lo que se les escapaba a los demás) y Espino (subió poco, como contagiado por el planteamiento conservador del clásico, pero fue solvente en la marca); Porras (sin mostrar su mejor nivel, igualmente fue un hueso duro de roer en el medio) y Arismendi (gran partido en la marca, pero cometió el error en el primer tiempo de buscar hacer pases rebuscados, algo que no es lo suyo; esa actitud la corrigió en el segundo tiempo); Recoba (lo de siempre: un par de pinceladas, poca movilidad, pero igualmente mayor despliegue que el que tenía hace un año atrás); Giménez (flojo partido), Alonso (haga goles o no, es un monstruo arriba; peleó todas las pelotas, pivoteó con criterio e incluso se mandó piques a gran velocidad en la recta final del juego, aun cuando es un "veterano") y De Pena (flojo primer tiempo, mejoró en el segundo, aunque sólo a través de chispazos). Ingresaron Fernández -por Giménez- (hizo un par de jugadas individuales notables a pura velocidad y habilidad, pero falló en la culminación), Pereiro -por Recoba- (entró poco en juego) y De los Santos -por De Pena- (cometió un par de errores en las dos primeras jugadas en las que participó, pero luego se acomodó y sacó un par de pelotas; fue ovacionado por todo el Parque -hasta por algunos de Cerro- por lo que le tocó vivir hace unas semanas).
En definitiva, sólo me resta darle las gracias a los jugadores y al cuerpo técnico por esta alegría, no sólo por el título, ni por el clásico heróico, sino también por la racha de victorias, que es algo que hace tiempo no vivimos: un Nacional que le gane a (casi) todos, como siempre ha sido a lo largo de la historia, pero que desde hace mucho tiempo no sucedía.
Pero ahora hay que ir por más: hay que ganar los dos partidos que faltan, por qué no también las copas de verano, y luego ir con todo el próximo semestre no sólo en lo local, sino en lo internacional. Se cumplió el primer objetivo, pero lo más importante aún está por venir...
Vamo' Nacional!
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