Ayer derrotamos a River Plate por 3 a 1, de forma absolutamente merecida, porque fuimos bastante más que ellos en todas las líneas, especialmente en el primer tiempo.
Igualmente, hay que decir que el funcionamiento del equipo no fue del todo bueno. Los dos primeros goles prácticamente fueron las únicas chances de gol que tuvimos en el primer tiempo, y en defensa tuvimos algunos desajustes, especialmente por el lado del Colo Romero y en la zaga cuando Arismendi pasó a jugar allí (no por culpa de él específicamente, sino por el funcionamiento en general de toda la defensa, incluyendo los volantes).
En los primeros minutos de juego fuimos nosotros quienes buscamos el arco rival, en tanto River apenas llegaba a tener la pelota por momentos. No fuimos claros, no generamos riesgo real, hasta que a los 3 minutos Alonso corrió una pelota larga, la ganó, la tiró al medio (donde increíblemente no había nadie: ni Barcia ni Fernández, dos "nueves" jugando fuera de posición, tienen aún sistematizado que si Alonso se abre, ellos deben ir por el medio), un defensa la despejó sin mirar que estaba solo, y Arismendi metió un golazo desde 40 metros.
Luego de eso el partido se planteó como era esperable: nosotros esperando en nuestra cancha y River tocando la pelota a ver si podía generar algo. Pero realmente no generaron nada y en todo momento dio la sensación de que los teníamos dominados completamente.
A mi entender nos faltó presionar un poco más, o intentar generar riesgo. Nos metimos demasiado atrás por unos veinte minutos, esperando demasiado, con Alonso desconectado arriba, peleando todo. Algo que fue un tanto desesperante, porque las pocas veces que Alonso u otro intentaba presionar en la salida, River salía mal, tiraban la pelota a cualquier parte, no sabían qué hacer. Hasta que a los 32 minutos llegó un córner que Porras lanzó en corto, Alonso pivoteó y se la devolvió al volante en el vértice del área, y éste metió otro golazo con tiro cruzado a colocar al ángulo.
A partir de entonces River perdió el norte y nosotros empezamos a presionar un poco más, volviendo a demostrar que si no dejábamos pensar al rival, éste hacía todo mal y mostraba vulnerabilidades enormes.
El primer tiempo terminó con ese 2 a 0 un tanto exagerado pero merecido, porque ellos no generaron riesgo más que córners o tiros libres en forma de centro.
En la segunda mitad el partido siguió por los mismos lineamientos, con River tocando sin profundidad y nosotros esperando sin demasiadas preocupaciones ni tampoco intenciones de liquidar el pleito. Tuvimos algún contragolpe mal culminado, un tiro libre de Alonso y alguna jugada más.
Luego Gutiérrez hizo un cambio que trastocó la firmeza del equipo: puso a Calzada por Díaz (supongo que sentido o cansado) y desestructuró la defensa -Polenta pasó al lateral izquierdo y Arismendi a la zaga, quedando Calzada de doble cinco-. Creo que el cambio de piezas fue negativo, porque Calzada es un jugador desprolijo que dejó descubierto el medio campo varias veces, dejando que la defensa quedara al descubierto, sin la labor de Arismendi de colarse entre los zagueros. El propio Arismendi tardó unos 10 minutos en acomodarse a estar en la zaga y dejar de salir demasiado lejos del área, dejando un hueco enorme entre Polenta y Aja.
Fue entonces que River creció y llegó al descuento gracias a una pelota que nadie supo despejar y le quedó al Morro mano a mano con Munúa.
Afortunadamente, ni bien sacamos, River quedó muy mal parado y Alonso hizo el 3-1 con un remate notable desde afuera del área.
Los 20 minutos finales fueron un poco sufridos porque River se fue arriba, aprovechando los desajustes en el medio y la pasividad de jugadores como Pereiro, Giménez y Recoba, quienes no colaboraron nada en la contención; y además nos cansamos de errar contragolpes que hubiesen liquidado el pleito.
En definitiva, ganamos, y es lo que importa. No jugamos un gran partido, pero fuimos contundentes y fuimos más que un rival que suele dominar a los rivales, ganando o perdiendo.
Formamos con Munúa (no demostró mucha seguridad, la única difícil que tuvo fue gol -pero no se lo puede culpar-, no salió en los centros y tapó algún tiro o cabezazo defectuoso); Romero (cometió errores típicos de un jugador fuera de posición, pero su entrega y salida fueron más que interesantes), Aja (buen partido, pese a haber sido quien le erró a la pelota en el gol rival; ganó todo por arriba), Polenta (buen debut, suplió con mucho oficio algunas deficiencias en lo físico y futbolístico) y Díaz (participó poco del juego, quizás fue su partido más flojo en esta temporada); Arismendi (un golazo, buen trabajo cuando estuvo de 5, aunque no tan bueno cuando pasó a la zaga), Porras (la figura, es un león en la marca, está siempre bien parado, tiene criterio para pasar la pelota, sabe trasladarla, es capaz de driblar a un rival como si fuera un enganche y encima hizo un golazo; definitivamente es un jugador de nivel superlativo en el plantel -y en el fútbol local, creo yo- y Pereiro (flojito partido, falto de velocidad, desacertado con la pelota y cuando entró Recoba, su poca participación en la marca nos dejó desprotegidos en el medio); Barcia (sigue notándose que es un nueve fuera de posición, tuvo alguna chance de gol en el primer tiempo y fue generoso en la marca, pero no redondeó un gran partido en realidad), Alonso (otro punto alto del equipo, como siempre, tiene un criterio para jugar al fútbol que le saca años luz a la mayoría de sus compañeros, y encima se mató corriendo todo durante más de 80 minutos, pese a no ser un jugador joven) y Fernández (se lesionó en el primer tiempo sin haber participado mucho en
el ataque del equipo, pero muy generoso para ayudar en la marca). Ingresaron Henry Giménez -por Fernández- (empezó bien, pero se fue apagando y en el segundo tiempo no sólo erró un par de goles de contragolpe, sino que además no ayudó en la marca, lo cual hizo que River se nos viniera encima con poquito); Calzada (muy desprolijo, fue también responsable de que River se nos viniera encima y, aunque presionó alto en la cancha y recuperó algunas pelotas, también cometió errores en los pases -uno de los cuales casi nos costó un gol-) y Recoba (un par de pinceladas, como siempre, intentó ordenar al equipo cuando lo vio partido, anduvo bien; pero está claro que con él y Pereiro en cancha a la vez, dejamos muchos espacios libres a los rivales, por la absoluta falta de marca que tienen).
El domingo que viene es el turno de recibir a Danubio, cuyo presidente ya ha pedido que los hinchas vean el partido en TV, porque el Parque Central no es tan cómodo como el sofá con masajes que tiene en su penthouse...
Hay que ganar o ganar, no sólo para bajarle los humos a estos últimos campeones, que cada vez que ganan se hacen los gallitos, sino porque tenemos que seguir en el buen camino para pelear el campeonato.
Vamo' Nacional!
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