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sábado, 4 de abril de 2009

A 8 puntos...

A eso nos hemos quedado de la punta del Campeonato Clausura luego de la inexplicable derrota de esta tarde 3-2 ante Defensor.

En caliente, la primera reflexión que se me ocurre es que no hay nada que duela más que perder contra un equipo que no te intentó ganar en ningún momento. Un equipo avaro, defensivo, que hizo tiempo cada vez que pudo -sobre todo en los pies de su arquero- y que nunca jamás quiso realmente llevarse los tres puntos. Estaba en la cancha para empatar y mantener la distancia.

Y encima, jugó mal.

Liviano arriba. Con peso y movedizos pero sin ganas en la mitad de la cancha. Dormido en el fondo, cometiendo error tras error.

Claro que nosotros estuvimos a tono...

Adelante, el Morro García continúa su descenso futbolístico al punto de ser absolutamente inoperante; y Blanco, pese a que hoy luchó más que en otras ocasiones, es un peso muerto en ataque si se le presenta una marca: es imposible que la supere.

En la mitad de la cancha, Lodeiro sigue lejos de poder encargarse de la tarea de enganche, OJ anduvo impreciso -aunque jugó bien en general- y tanto Arismendi como Fernández parecieron cansados todo el partido.

La defensa igual que siempre: Victorino y Romero sacando todo salvo sus típicos y ya folclóricos dos errores burdos por partido, y los laterales que no marcan a nadie. Domínguez al menos ocupa espacios, sube con criterio y pasa bien la pelota... pero lo de Rodríguez es desesperante: muy poco a la hora de subir (se animó un par de veces en el segundo tiempo) y una alarmante torpeza con la pelota, al punto que perdió varias en la zona defensiva; pero, lo más desesperante, es que no marca a nadie y no cubre su zona... ¡La derecha de nuestra defensa es zona franca!

En fin... el partido empezó favorable para nosotros. Defensor parecía dormido, no pasaba bien la pelota y apenas intentaba con triangulaciones. Nosotros, cuando le poníamos velocidad, les generábamos problemas.

El 1-0 se me antojó justo con el trámite del pertido: Fernández -cuándo no- conectó un centro de cabeza.

Y ahí el primer disgusto: no sé si por orden de Pelusso o porque el rival se puso las pilas; pero nos pasaron por arriba. Hubo 15 minutos de dominio neto de Defensor en los que nos llegaron por todas partes. Lo peor: el gol fue producto de una innecesaria falta de Arismendi (que tuvo uno de sus partidos más flojos en lo que va del año). Igualmente estoy convencido de que la jugada debió invalidarse por offside... no del autor del gol, sino de otro que salta a cabecear con él.

Pero mejor quejémonos de Baldassi, porque acá los árbitros son todos buenos.

Curiosamente, el final del primer tiempo fue nuestro. No porque jugáramos bien, sino porque, honestamente, Defensor fue un espanto en la contención. Bastaba con meter un poco y pelear las pelotas para que sus jugadores hicieran cualquier cosa y la tiraran afuera... ¡si hasta Blanco y Lodeiro ganaron algunas pelotas por arriba! Una lástima que nuestros puntas sean inofensivos, porque ese primer tiempo pudo terminar ganándose.

El segundo tiempo empezó igual que como terminó el primero: a base de impulsos y de pelear arriba como se podía, tuvimos más chances que Defensor... pero los delanteros siguieron siendo inoperantes... y poco a poco Defensor empezó a controlar el juego.

Entonces Pelusso hizo algo que caía de maduro: puso a Matute y a Medina y sacó a Blanco y a García. De todas formas, hizo algo que no entendí: dejó a Matute de punta y a Lodeiro de enganche (yo hubiera invertido esos roles sin dudarlo un instante).

Ahí tuvimos mucho mayor peso ofensivo y en el Estadio creció la sensación de que podíamos ganar. Medina ganó todo por arriba, Matute -que corrió como si tuviera 20, una lección que García debería aprender- contagió a Lodeiro y hasta a Rodríguez y trianguló con ellos arriba. Arismendi y OJ se soltaron más, Fernández tuvo interesantes subidas. Y tuvimos dos o tres chances de gol seguidas que no pudimos concretar.

De a poco Defensor empezó a reaccionar, replegándose un poco mejor y el peligro se fue disipando. Igualmente daba la sensación de que, si el 1-1 se quebraba sería a nuestro favor. Y así fue: tras gran jugada de Medina dentro del área (tras centro, creo, de Matute), Lodeiro conectó el rebote que dio Silva y puso el 2-1.

Y teníamos el partido. Era nuestro. La sensación era que Defensor estaba muerto, créanme. Si ya estaban nerviosos e imprecisos con el empate, ese 2-1 pareció matarlos...

Pero llegó un doble error de Pelusso -o del equipo en sí-: nos metimos atrás y dejamos que Defensor se viniera -en lugar de seguir presionándolos para que siguieran equivocándose- y, además, no se hizo el cambio cantado: Brum por Lodeiro, para tener más marca en la mitad de la cancha.

Y así Defensor fue y fue, a veces por los costados, a veces con pelotazos... sin crear demasiado peligro, pero alentado por nosotros, que nos metimos en el fondo. Tuvimos un par de contragolpes en los que pudimos liquidar el pleito, pero, en uno de ellos, Matute pierde la pelota y nos deja mal parados. Llegó el penal de Victorino (dicen que fue penal, en el Estadio me quedaron dudas) y el 2-2 a los 44 minutos.

Y ahí llegó el desconcierto. Porque el equipo se ofuscó (sobre todo la defensa), algunos se hicieron sacar amarillas por protestar, y en una falta innecesaria de Victorino, llegó el 3-2 con un tiro libre/centro que se cerró contra el palo.

Perdimos un partido que no se podía perder, contra un equipo que no nos quiso ganar. Y esa es la verdad. Créanme, el flamante campeón uruguayo -pese a que le reconozco tiene un método de juego aplicado, mejor que el nuestro, con buenas triangulaciones- me dejó una sensación muy profunda de equipo mediocre, blando, débil, sin temple y apático. Llegó pensando en el empate y se encontró con una victoria que le regalamos por hacer las cosas mal: por perder 60 minutos de partido con puntas inoperantes, por tener jugadores que no cumplen ningún rol y por no ser inteligentes y saber que, si con intensidad y presión metemos en problemas a los rivales cuando vamos empatando y les hacemos un gol, hay que mantener la intensidad y la presión aún ganando y no darles vida cuando están muertos.

Quedamos a 8 puntos en el Clausura... la Tabla Anual se nos complica. Es hora de un ajuste de tuercas, porque se nos va a complicar ser campeones... y hoy no hemos perdido contra ningún gran equipo como lo muestra el periodismo, sino todo lo contrario.

Saludos.

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