
Anoche fuimos derrotados 2 a 0 por Rosario Central en el Parque y finalmente quedamos segundos en nuestro grupo de la Copa Libertadores.
Dados los posibles rivales que habríamos tenido ganando o empatando y los posibles rivales que tendremos con esta derrota, no importa tanto, pues más o menos serán igual de complicados (ganando quizás nos hubiésemos cruzado con Independiente del Valle, pero lo más probable era que nos enfrentáramos a un brasileño, igual que siendo segundos).
El problema sí fue el cómo perdimos. Literalmente, nos pasaron por arriba. Nos superaron casi completamente y nos redujeron a la mínima expresión. Es cierto que Munúa ensayó cambios, pero también es cierto que Coudet (el DT rival) también puso varios suplentes en su equipo.
La primera media hora fue pareja. Un poco más Central al principio, y un poco más nosotros después. Pero ambos equipos carecimos de profundidad y no hubo muchas chances de gol. La única que recuerdo fue una incursión de Barcia por el centro del área que terminó con gran tapada de Sosa, el arquero rival.
La recta final del primer tiempo fue favorable a Central, dentro de cierto trámite tedioso. Gorga tuvo problemas por el lateral derecho y el rival intentó por ahí (hubo un cambio por lesión que terminó favoreciendo a los argentinos: la salida de un zaguero que llevó a Pinola a la zaga y pasó a alguien más habilidoso y veloz al lateral izquierdo, lo cual le complicó la vida a nuestro remiendo de lateral derecho -Gorga ya ha jugado en esa posición, pero no es lo suyo-).
Cuando el partido parecía irse al entretiempo con el 0 a 0, en un increíble quedo defensivo tras un córner, llegó el gol de Central. Jugada preparada con jugadores moviéndose dentro del área, nuestra defensa se abrió y Cabaco perdió a su hombre, quien cabeceó a quemarropas frente a Mejía.
El segundo tiempo fue tedioso. Central se dedicó a controlar el juego con un toque de balón prodigioso que nos hizo imposible la tarea de recuperación (especialmente tras la salida de Eguren) y nosotros apenas llegamos a través de un par de entreveros en el área y un tiro libre que se fue alto de González. Realmente no generamos peligro real sobre el arco de Sosa, quien bien pudo no haber entrado al campo en la segunda mitad y no habría hecho diferencia alguna.
El segundo gol llegó a los 20, tras buen contragolpe ejecutado a espaldas de Espino (quien extrañamente había subido en un córner), el 9 de ellos quedó mano a mano con Cabaco, se lo sacó de encima con un movimiento de cintura digno de algún habilidoso y no un 9 pesado, y definió perfecto ante la salida de Mejía.
Y ahí se acabó el partido. El resto fue inoperancia nuestra y toques laterales de ellos para hacer pasar los minutos.
No entendí a qué salimos a jugar, no entendí los cambios de Munúa, y sigo sin entender qué es lo que hacemos en las prácticas, porque cada partido parece ser una aventura para los jugadores: entran sin saber lo que pasará en la cancha y sin noción alguna de lo que deben intentar hacer que pase.
Y no lo digo sólo por el partido de ayer, es algo de todos los días, con suplentes o con titulares.
Formamos con Mejía (tuvo una tapada y atrapó un par de centros, no pudo hacer nada en el segundo gol, aunque quizás pudo haber hecho algo más saliendo de su arco en el primero); Gorga (dio lástima como lateral, fue casi un poste para los rapiditos del rival y, aunque sacó alguna pelota, dio muchas ventajas), Cabaco (error en el primer gol y quizás también en el segundo, tuvo un mal partido), Polenta (fue el mejor zaguero, el mejor enganche, el mejor lateral y sólo le faltó ir a cabecear como 9) y Espino (ya todos en el mundo saben sus debilidades y se aprovechan de ellas fácilmente; tuvo como aspectos altos un par de corridas por el lateral que terminó con centros peligrosos, pero el resto de sus subidas fueron un desperdicio total, culminadas de forma lamentable); Eguren (ni bien ni mal, fue al menos correcto en el primer tiempo, pero Munúa lo cambió en la segunda mitad para entregar definitivamente la pelota al rival) y Carballo (tiene chispazos de buen jugador, pero sigue siendo un juvenil sin experiencia; me gustó, pero me pone incómodo ver que es de lo mejorcito que tenemos: no creo que él pueda ser quien nos lleve a la gloria, debería ser una pieza de recambio que ayude, no lo mejor del equipo); González (improductivo durante todo el partido, cada día queda más claro que no es un enganche, porque es incapaz de meter buenas pelotas para los delanteros, sólo sabe tocar para el costado y no siempre lo hace bien; y a nivel internacional eso es insuficiente); Barcia (corrió, metió, intentó, fue lo mejorcito del primer tiempo; pero está a años luz de ser alguien desnivelante en nuestro medio, muchísimo menos puede serlo a nivel internacional), Gamalho (pasó sin pena ni gloria, fue controlado fácilmente por defensas más altos, más corpulentos y más veloces que él) y Ramírez (nada en ataque -tuvo una chance de gol pero no quiso defiinir él y cuando buscó el pase regaló la pelota-, lo mejor que hizo fue retroceder y marcar, para cubrir a Espino). Ingresaron Tabó, Barbaro y Mascia (por Eguren, Barcia y Ramírez) pero ninguno de los tres pudo hacer nada más que facilitarle las cosas al rival.
En definitiva, una derrota que nos mostró lo lejos que estamos de los buenos rivales. Una derrota que nos hace recordar que sólo le hemos ganado a Palmeiras en esta Copa (y una de las veces sólo porque ellos se cansaron de errar goles increíbles), y que hay que mejorar muchísimo si se quiere avanzar más allá de los Octavos de Final.
Si alguien logra explicarme por qué terminamos el partido con dos nueves altos pero con los punteros jugando con pierna cambiada (lo cual les dificultaba tirar centros), por favor dígamelo, porque no lo entiendo.
Como sea, este domingo recibimos a Fénix en el Parque, equipo que viene invicto en lo que va del Uruguayo, y hay que ganar o ganar para seguir prendidos arriba.
Y la semana que viene sabremos contra qué rival iremos en los Octavos de Final de la Libertadores (dudo mucho que salga de Corinthians, Atlético Mineiro, Toluca o Pumas).
Vamo' Nacional!
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