Ayer volvimos a perder, 1-0 contra Liverpool, y por más que el DT diga que no puede creer lo que pasa, que merecemos ganar, que erramos muchos goles, todo eso es mentira y sólo demuestra una falta absoluta de autocrítica: la realidad es que no jugamos a nada, no generamos peligro sobre el arco rival más que a cuentagotas, y, para peor, somos un flan en el fondo.
Ayer hubo jugadas dudosas. Un par de offsides que nos cobraron y que en la cancha pareció que no eran. Un par de penales (un agarrón tremendo contra el Morro García, y una falta sobre Henry Giménez cuando entraba al área -esta quizás haya sido afuera, pero fue falta-), y encima el gol de Liverpool llegó tras una falta que no fue y con un cabezazo de un jugador en offside (o eso dijo la radio).
Pero tenemos que tener la suficiente altura, la suficiente grandeza, para no quejarnos de esos detalles cuando no hacemos absolutamente nada en la cancha para ganar el partido.
Ayer tuvimos cuatro chances de gol: un tiro de afuera del área de Pereiro que dio en el palo, un cabezazo de Benegas que se fue por arriba, una corrida de Alonso que se sacó de encima al arquero pero quedó sin ángulo cuando tuvo que definir y la tiró afuera, y un cabezazo del propio Alonso que se fue desviado. Tristísimo panorama, porque el rival tuvo las mismas o más ocasiones de gol: el gol, una idéntica a la de Alonso en la que el delantero rival definió sin ángulo afuera, otra corrida con un tiro que salió pifiado al primer palo, un centro bajado atrás y el remate que se fue afuera con Munúa vencido y un cabezazo desviado. ¡Más chances que nosotros!
Apelar a la mala suerte (algo que ha hecho Pelusso en su discurso) no es más que falta de autocrítica, repito. Si hacemos memoria, en las primeras fechas (cuando ganábamos) suerte fue lo que nos sobró: en el partido con Rentistas hicimos un gol en offside y otro de penal, ellos erraron un penal y Munúa tuvo dos atajadas magistrales. Contra Sud América no tiramos al arco y ganamos 2-0 (los goles fueron un penal absurdo y un centro de Alonso que se coló contra el palo). ¿Qué decir contra El Tanque -donde erraron 3 goles increíbles- o contra Oriente Petrolero, que ganamos porque el golero se comió un gol increíble de De Pena, y ellos erraron un gol más que increíble pasados 2 minutos la hora?
¿Estamos teniendo mala suerte? Quizás.
Pero el problema de fondo es que no jugamos a nada.
Nuestros laterales desbordan hasta 3 cuartos y tiran la pelota al área, en aparente desconocimiento del abc del fútbol que indica que para un delantero es infinitamente más fácil cabecear una pelota que viene desde el fondo de la cancha abriéndose un poco al centro del área, y no los centros llovidos que les llegan teniendo ellos que estar de espaldas al arco.
Nuestros puntas, o volantes avanzados, enganchan constantemente al medio para patear al arco, aun cuando jueguen sobre su perfil hábil y el enganche los deje perfilados a la pierna no hábil.
No levantamos un córner de forma decente. Ni uno. Todos son centros cerrados al primer palo, o, cuando tira el chino, abiertos al segundo (cuando éste no lo tira olímpico).
No tenemos jugadas preparadas. Ni una. Cada córner o tiro libre cercano al área muere en un centro a la montonera o en un tiro directo de nuestros grandes ejecutores (Alonso o Scotti, quienes habrán hecho 1 ó 2 goles de tiro libre en toda sus carreras -de casi 20 años cada uno-).
No hay ninguna automatización en los movimientos del equipo. Los laterales no saben si subir o quedarse. Arismendi no termina de entender que a veces debe convertirse en un tercer zaguero. Prieto deambula por la cancha, haciendo lo que puede. De los de arriba sólo el peruano Cruzado busca desmarcarse para recibir, tocar y volver a desmarcarse (y por lo general cuando la pasa lo hace mal, y si no la pasa la pierde contra el primero que se le acerca).
Somos un equipo demasiado lento, ya sea por la falta de automatización como por la falta de movimiento sin pelota, pero además somos lentos en el aspecto físico: no tenemos jugadores veloces que puedan ganarle un pique a alguien. Ni adelante, ni atrás, ni en el medio. El jugador más veloz que tenemos es Prieto.
Es deprimente el panorama. Da la sensación de que el equipo no tiene fundamentos, que no entrena entre semana, que no hablan sobre fútbol ni en las concentraciones ni en el entrenamiento. Y, encima, en lo físico anda mal. No parece haber forma alguna de enderezar el barco, porque tampoco tenemos variantes reales de mitad de cancha hacia adelante.
Con la victoria de Wanderers 3-2 ante Danubio, perdimos el tercer puesto en la Tabla Anual, faltando sólo 6 fechas, y teniendo un fixture sumamente complicado. Da la sensación de que, aparte de acercarnos a un récord negativo de derrotas, de ser el peor Nacional de toda la historia, además nos vamos a quedar afuera de la Copa Libertadores 2015, poniendo fin a la magnífica racha que nos tiene año a año en este torneo desde 1997.
El fin de semana que viene jugamos contra Defensor Sporting, y habrá que ganar o ganar; ya no espereando ser Campeones Uruguayos, sino buscando ese tercer puesto que nos de la posibilidad de regresar al máximo torneo continental el año próximo.
Al menos nos queda la hinchada, que sigue siendo la más grande del mundo, alentando hasta el último segundo de cada partido pese a estar en el peor momento de la historia.
Vamo' Nacional!
No hay comentarios:
Publicar un comentario