
Ayer quedamos afuera de la Copa Libertadores, por penales, contra Real Garcilaso; y en realidad, como fuera dicho ya en la entrada pasada luego de la derrota en el clásico, no es más que la crónica de una muerte anunciada.
No tiene nada que ver con actitud, no tiene nada que ver con concentración, con desatenciones o con falta de puntería (aunque nos faltó puntería en los penales). Perdimos porque, como en toda la temporada, no jugamos absolutamente a nada durante los 90 minutos. Nuestras jugadas de gol fueron todas por pelotas quietas (salvo un tiro de Recoba en la segunda mitad) y ni siquiera tuvimos la inteligencia de buscar faltas: nuestros tiros libres fueron todos producto de desatenciones del mediocre rival que enfrentamos.
Las claves del partido fueron: (1) no jugar con un nueve que haga goles (sin Alonso, no lo tenemos; Medina no está para 90 minutos y está lejísimos de ser el goleador que fue hace 9 años -lógicamente, la edad pesa-); (2) jugar con punteros que no son punteros (tanto Bueno como Vicente Sánchez son jugadores de área... no saben desbordar y mandar centros y mucho menos llegar a la línea de fondo y hacer un pase atrás -ésto último hace mínimo 10 años que no lo hacemos, honestamente-; Bueno directamente hizo todo eso mal, y Sánchez, con perfil cambiado, siempre desbordó hacia el medio para no saber qué hacer luego...); (3) no tenemos enganche (Sánchez hizo lo que pudo tirándose atrás, pero él fue, es y será siempre un goleador, no un enganche, o puntero... es como el grillito Bizcayzacú; y Recoba jugó poco tiempo, con un equipo ya descompensado y sin socios arriba a los que jugarle la pelota por abajo); (4) la ausencia de juego por las bandas (Núñez, que es horrible subiendo, porque nunca termina una jugada bien, es el único de nuestros laterales que sube e intenta algo, ayer no jugó y ambos laterales se quedaron mayoritariamente clavados en el medio), lo cual hizo que Damonte y Arismendi subieran, descuidando mucho el medio en contragolpes; y ninguno de los dos es hábil con la pelota, ni veloce, ni tienen pegada, ni tienen pase... no son ellos quienes deban sumarse al ataque, mucho menos los dos a la vez; y (5) jugamos con línea de 1 en el fondo (Cortés fue el único que sacó pelotas ayer, cubrió a todos sus compañeros una y otra y otra vez... lo de Romero fue vomitivo, una torpeza indescriptible que provocó error tras error, Álvarez estuvo más en el fondo que Núñez, pero todos sabemos que marca menos que aquél, y Díaz tuvo un partido flojo en comparación con otros).
Hubo una jugada en el segundo tiempo que fue un ejemplo de lo que es Nacional hoy: Sánchez buscó desbordar pero perdió la pelota, corrió 50 metros para recuperarla y la recuperó, pero la pasó mal a un compañero, el cual la recuperó y volvió a pasarla mal, para luego recuperarla una vez más y tirarla al diablo. ¿Por qué es ejemplo de lo que somos actualmente? Porque corremos, robamos pelotas, ganamos los trancazos (fue igual en el clásico, y en el clásico de verano -no lo digo ahora, lo dije en su momento-) pero no podemos hacer bien un pase ni tenemos jugadores que con habilidad puedan desequilibrar. Eso se vio en esa jugada en particular.
El partido se dio como todos sabíamos que se daría: ellos metidos en el fondo esperando. Y nosotros no fuimos capaces de hilvanar absolutamente nada de peligro en todo el primer tiempo. En el segundo, con el aliento permanente de todo el Estadio (35 mil o 40 mil personas), logramos el 1-0 tras jugada preparada de córner, y tuvimos 10 minutos donde presionamos para hacer el segundo; pero a partir de los 25 ya no pasó mucho, y en los últimos minutos nos defendimos más de lo que atacamos, porque sabíamos que un gol nos mataba y porque Romero había puesto nervioso a todo el Estadio con su torpeza, así que lo mejor fue cubrirlo con más gente atrás.
Recoba tuvo un par de tiros que sacó el arquero, e intentó (de mala manera) un gol olímpico en el último córner.
Luego llegaron los penales y pasó lo que ya sabemos: Recoba y Arismendi la tiraron lejísimos, y nosotros quedamos afuera de la Copa sin pena ni gloria... o con más pena que gloria.
No es algo que no lo esperáramos. Empezó mal la temporada con aquellos primeros partidos con el Chavo Díaz en el Apertura, quedamos afuera de la Sudamericana contra Loja; empezamos el año perdiendo el clásico de la Copa Bimbo, empezamos perdiendo en el Clausura y empatando de locales mereciendo ser goleados en la Libertadores. Empezamos mal en todo... ¿Cómo podíamos pretender terminar bien?
Sí podíamos pretender ganarle a este equipo humilde peruano; pero, ¿y luego qué? Grêmio nos iba a golear seguramente, o en la altura de Bogotá íbamos a perder feo. Para ganar, en el fútbol, hay que jugar a algo; y nosotros no hemos jugado a nada en toda la temporada, y no tenemos un plantel con variantes que nos permita cambiar trámites de partido... no lo teníamos al principio de temporada y con los bajísimos rendimientos de Abreu y Albín, pese al esfuerzo de la directiva, tampoco los tuvimos en esta segunda mitad.
¡No quiero saber cómo estaríamos sin Cortés y sin Alonso!
En fin... ahora a esperar nuevos traspiés del CAP y de Defensor, y a pelear por el tricampeonato.
Sí, está todo perdido, pero el bolso es el bolso, y la esperanza es lo último que se pierde.
Vamo' Nacional!
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