Ayer dimos un paso en FALCE que casi nos deja afuera en la pelea por el Campeonato.
No voy a hablar de arbitrajes, pero ayer quedó claro que Falce forma parte de ese selecto grupo de árbitros uruguayos que, en caso de ser guarda de ómnibus devolvería mal el vuelto, si fuera almacenero vendería alimentos vencidos, si fuera contador de empresa desviaría dinero para su cuenta, si fuera portero de edificio leería correo ajeno y otras cosas por el estilo. No por mala intención, claro, sólo porque se aburre. Le aburre lo que hace, así que quiere destacarse un poco haciendo cosas picantes. Como lo que hizo ayer desvirtuando absolutamente un partido no cobrando cosas que debía cobrar, exasperando a los jugadores al punto de enloquecerlos con su típica actitud pendenciera, y cerrando con broche de oro con la falta de ética absoluta de primero dar 3 minutos y no 5 ó 6 como debió (porque en el segundo tiempo El Tanque hizo tiempo sin parar) y luego hacer que se juegue 1:30 de esos 3 que dio. Lamentable.
De todas formas no podemos olvidarnos de lo que fue el partido. Merecimos perder, indudablemente. Fuimos superados todo el primer tiempo por El Tanque, y gran parte del segundo tiempo. El arquero de ellos no atajó ningún tiro al arco (salvo dos anulados por offside) y nuestro único tiro al arco real (dentro de los 3 palos) fue el gol. Así, sea con Falce y su show unipersonal o con un árbitro en serio, no podemos ganar. Así como con 48 puntos en 24 partidos no podemos pretender ganar el Uruguayo, y mucho menos con 16 en 9 de este Clausura. Algo estamos haciendo mal (empezando por no jugar a nada y ver cómo semana tras semana el rival de turno -todos ellos, desde Defensor a Central- tienen mejor trato de pelota que nosotros).
Ayer empezamos bien, desbordando y tirando centros bajos o tirando tiros cruzados tras pases atrás, corriendo mucho, imprimiéndole velocidad al juego y metiendo al rival bajo sus palos, pero ese ímpetu inicial (que de todas maneras fue mal culminado siempre) duró 10 minutos. De ahí en más el primer tiempo fue todo de ellos y merecieron irse ganando.
Tuvimos problemas graves en esa primera mitad: el mediocampo se mostró excesivamente lento y El Tanque aprovechó además la superioridad numérica. Albín colaboró poco en la marca, Sánchez bajó pero lo suyo no es marcar, y Arismendi y Damonte fueron constantemente desbordados. El argentino, particularmente, tuvo un muy mal partido en la marca, se mostró lento y poco aplicado, no fue el mismo de siempre y con el paso de los minutos se fue ofuscando y entró en un descontrol absoluto que nos dejó expuestos. El otro problema fue Albín: pasó todo ese primer tiempo refugiándose al lado del 9 o yéndose hacia el lado contrario de la cancha donde iba la pelota sin desmarcarse. Aquí, en la China, sepamos de fútbol o no, a eso se le llama "esconderse"; y ningún jugador debe esconderse, mucho menos el 10. Albín, aunque me pese, no puede seguir jugando así, no merece tener minutos en cancha y hay que buscar ya mismo una alternativa que nos permita jugar con 11 jugadores.
En el segundo tiempo Albín levantó un poco, pero no lo suficiente para justificar su estadía en la cancha. Aruabarrena hizo dos cambios extraños: entraron Prieto y Medina y se fueron Albín y Bueno (otro desaparecido). Con eso el equipo ganó algo más de marca, pero perdió juego en la mitad de la cancha hacia arriba (algo acentuado por el extraño hecho de que Sánchez siguió jugando por derecha en lugar de pasar a la izquierda o quedar de enganche) y el equipo fue puro pelotazo.
Para completar los cambios extraños, faltando menos de 15 minutos entró Abreu por Sánchez, y el equipo terminó de partirse en 2: 7 atrás (con proyección de laterales y las desprolijas subidas de Prieto) y 3 arriba sin movilidad alguna: Alonso, cansado, no bajó como suele hacerlo y el único que se movió lejos del área fue Medina, quien no está capacitado para levantar centros (e igualmente lo hizo y no del todo mal).
La salida de Sánchez, además, solucionó la labor del Tanque en la marca: bastó meter a todos sus zagueros y un 5 atrás a defender pelotazos porque igualmente no quedaba nadie al rebote.
Antes de eso, igualmente, no habíamos generado nada demasiado peligroso. Lo mejor se dio por el lado derecho con asociaciones entre Sánchez, Damonte o Prieto (cuando entró) y Núñez; el problema fue que la torpeza de nuestro lateral derecho llega a niveles tan alarmantes, que estuvo dos veces casi al lado del arquero y no tiró al arco, y además no se animó a mandar el centro. Núñez, que es puro huevo y corazón, no tiene las condiciones mínimas para gravitar en ofensiva; y parece que no hay DT ni compañero que se percate de eso: no puede ser que desbordemos para que él culmine. En el primer tiempo pasó algo similar, y él culminó mal también, sólo que en la segunda mitad fue peor (quizás falto de confianza por los errores en la primera mitad).
Y eso fue lo más peligroso que generamos, amén de ochocientos centros, algunos mal bajados hacia atrás, otros atrapados por el arquero rival y alguno culminado en offside o con carga sobre el propio arquero. No tiramos al arco y así perdimos una gran chance de pelear por el campeonato dependiendo de nosotros (ganando los siete partidos que nos quedaban con el de ayer, quedábamos primeros en la Anual junto al CAP, ahora eso ya no es posible si no se dan otros resultados).
Otra cosa que no me gustó del equipo fue lo rápido que se ofuscó. Damonte y Alonso no hicieron más que protestar todo el partido. Contra el árbitro, los líneas, los rivales y los compañeros. El propio Alonso volvió a repetir algo que hizo en otros partidos: bajar centros atrás con la cabeza dentro del área y protestar al ver que no hay nadie para recibirlo. Señor Alonso: eso debe hablarse con sus compañeros en los entrenamientos. Es perfectamente lógico bajar esas pelotas atrás en lugar de peinarlas hacia el área chica, donde tiene todas las de ganar el arquero rival, pero si Bueno y Albín (en el pasado otros nombres) no parecen entender el juego como lo entendería alguien que realmente sabe jugarlo (Alonso) hay que enseñarles: no es necesario que dos, tres o hasta cuatro jugadores vayan al área chica a esperar un centro, siempre al menos uno debe ir atrás a esperar no sólo un pase atrás sino un rebote. Nosotros no lo hacemos nunca, jamás, ni en córners ni en nada. No está practicado, parece, o nadie entiende muy bien el juego.
Por lo demás hay poco que destacar. La marca del colombiano Cortés, otra vez más, que apagó algunos incendios, aunque se contagió del ofuscamiento general y protestó varias veces airadamente (es que, repito, Falce no tiene condiciones para "dirigir" partidos, él los "pelea", tiene una actitud deplorable de diva, que ofende a propios y extraños).
En el rendimiento individual, salvo el llamativamente bajo nivel de Damonte, los jugadores no anduvieron mal. Entrega y voluntad ofensiva no faltó; pero el gran problema es que fueron cosas sin dirección alguna. No tenemos (aún, y como todo el año) juego en equipo, coordinación, identidad de juego. Si tiramos un pelotazo nadie está sistematizado a buscar el rebote; si jugamos por abajo nadie busca hacer paredes con el que tiene la pelota, si contragolpeamos los puntas no se abren para crear espacios. Los relevos en las marcas brillan por su ausencia y es muy normal ver a los dos volantes de marca ir juntos a la misma pelota. Nos falta mucho para tener un rendimiento aceptable (ganando, perdiendo o empatando) y será labor del técnico el inculcar al menos unas cuantas nociones básicas de juego, especialmente a los jugadores más inexperientes, que por momentos parecen deambular por la cancha sin un propósito fijo.
Formamos con Bava (tapó un par, no tuvo nada que hacer en el gol); Núñez (lo dicho: lo dejaron hacer en ataque y no funcionó, pero tuvo ida y vuelta y un correcto desempeño en la marca), Romero (es veloz, pero si le ganan la pelota le cuesta muchísimo quitársela a cualquier rival -lento o rápido-), Cortés (la desprolijidad de siempre, pero fue el mejor en el fondo) y Díaz (correcto partido en la marca, aún le falta en el aspecto ofensivo); Damonte (lo dicho: lento y mal en la marca, lo mejor lo hizo distribuyendo pelotas), Arismendi (lo mismo que Damonte, aunque la lentitud en él es normal, así que no tuvo un partido por debajo de lo que se esperaba); Albín (también lo dicho: horrible); Sánchez (bien en general, lo más clarito en cuanto a generación de fútbol, pero jugando por derecha no puede hacer más que enganchar al medio; lo peor fue que con la salida de Bueno no se fue a la izquierda y siguió con el perfil cambiado), Alonso (es el diferente de este equipo, el único que sabe qué hacer en la cancha sin que el DT se lo diga) y Bueno (aportó sólo corridas con la pelota en el pie, y las terminó mal; sin la pelota en los pies su aporte fue nulo en todo sentido). Entraron Medina (dio todo y jugó más de lo que debe jugar alejado del área porque no había nadie que pudiera hacer ese juego), Prieto (no me gustó mucho, pero aportó en la marca cuando se necesitaba más marca) y Abreu (casi no tocó la pelota en los 15 minutos que jugó).
Para terminar, decir que creo que hubo algún error de Arruabarrena en los cambios. Prieto por Albín fue cambio cantado, pero quizás se apresuró con la entrada de Medina. Bueno estaba mirando el paisaje en la segunda mitad, pero pudo haberse intentando alguna sociedad entre él y Prieto. La entrada de Medina obligó al otro juvenil a subir más y no sólo no pudo hacer mucho subiendo, sino que además a veces no estuvo para marcar en los contragolpes. Hubiese sido mejor esperar un poco ese segundo cambio, e incluso ingresar a Abreu y no Medina por Bueno, y luego ensayar con alguien más de mitad de cancha o con Renato César para que no quedáramos tan partidos.
Pero, claro, hablo con el resultado puesto.
Estamos a tres puntos de Defensor y River en el Clausura y a 5 del CAP en la Tabla Anual. El campeonato está complicadísimo y sólo ganando los 6 partidos que nos quedan podríamos ser campeones.
E incluso ganándolos los 6, podríamos quedarnos sin nada, si los demás no pierden más puntos.
De todas formas, ¡vamo' Nacional!
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