Anoche le dijimos prácticamente adiós a la Copa Sudamericana tras caer 2 a 0 en casa ante Independiente Santa Fe.
Lo peor de la derrota fue que jugamos bien. Que fuimos más que el rival (un rival durísimo, que lleva un par de años jugando a buen nivel en cualquiera de las dos copas continentales), pero que una acción absurda de Polenta conspiró contra una posible victoria. Una roja innecesaria a los 2 minutos que nos hizo jugar con uno menos todo el partido.
No quiero caer contra el jugador y echarle la culpa de todo, pero -y aunque estoy seguro que si lo que él hizo lo hacía alguien de Boca, River o un brasileño, no pasaba nada- la verdad es que no te podés regalar como se regaló él. No podés tirar un pisotón, de hecho, no podés ni poner cara de malo, con el antecedente de haber sido expulsado seis meses atrás.
El error de Polenta, el dizque pisotón exagerado por el delantero rival, terminó arruinándonos al menos el plan de juego.
El resto del partido fue parejo. De hecho, en el primer tiempo, manejamos la pelota todo el tiempo... sin profundizar demasiado, pero sin dejar opciones al rival en ningún momento. No aprovechamos el par de chances que tuvimos, y ya para el segundo tiempo, con 9 hombres contra 10, se nos hizo todo aún más complicado.
Al respecto debo decir que la expulsión de Alonso, absolutamente ridícula, se justifica en un sentido: el jugador protestó mucho y el árbitro encontró la excusa perfecta para sacárselo de encima; expulsándolo en el primer borbollón que hubo. Digamos que se buscó la expulsión y que los árbitros internacionales no son tan bondadosos como los de acá con él.
El segundo tiempo fue más difícil. Santa Fe empezó a manejar más la pelota y empezó a llegarnos. Nunca fue más que nosotros, pero tuvo la pelota incluso más que nosotros y sólo buscó el error nuestro para hacernos los goles. Primero una pelota mal entregada por De Pena y un pase rápido entre líneas y luego otro mal pase de Abero y un mal cierre de Malvino que posibilitó el segundo.
Y partido liquidado, aun cuando tuvimos un par de chances clarísimas de descontar.
No me gustaron los cambios de Munúa. La entrada de Abero fue contraproducente aun cuando entiendo el por qué lo puso (un jugador multifuncional con altura para recuperar el peso aéreo perdido tras la expulsión de Alonso y a la vez aportar más marca en la izquierda -donde nos atacaron todo el partido- a la vez que piernas frescas para atacar), pero la verdad es que el jugador jugó espantoso: no marcó a nadie, perdió en velocidad constantemente y perdió todas las pelotas que tocó prácticamente. Otormín, en tanto, entró para dar un poco más de velocidad... pero su accionar fue muy torpe, perdido solo arriba... yo habría puesto a Amaral por cualquiera de los dos; porque al menos es habilidoso y habría podido encarar a los rivales.
En definitiva, pese al esfuerzo notable de todos los jugadores cuando nos quedamos con 10 y luego con 9 -un esfuerzo que todos los bolsos aplaudimos, porque se perdió, pero metiendo así ganaremos 9 cada 10 veces en condiciones normales- perdimos el partido y ahora nos resta sólo un milagro. Para colmo de males, Alonso es uno de nuestros mejores jugadores en la altura y no lo tendremos en Bogotá. Pero la esperanza es lo último que se pierde, y hay que ir a Bogotá (en 2 semanas) a luchar por el milagro... a hacer goles, muchos goles, para hacer historia y seguir en esta Copa.
Pero antes nos espera Wanderers en el Viera y hay que ganar o ganar, como siempre, especialmente tras un traspié.
Vamo' Nacional!
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