
Anoche perdimos en casa contra Libertad por 2-1 dejando una muy pálida imagen.
Ya desde un comienzo, y aunque la intención siempre fue tener el protagonista, el equipo careció de la intensidad con la que jugó contra Vasco da Gama. El juego se hizo lento y anunciado, algo que los paraguayos buscaron desde un comienzo y durante los 90 minutos (incluso jugaron lento mientras iban perdiendo), y nosotros carecimos de ideas como para hacer el gol.
En el primer tiempo las jugadas de mayor peligro fueron un centro al segundo palo que Viudez logró cabecear aprovechando el quede defensivo (ocasión en la que Muñoz evitó el gol cuando la pelota se colaba en el ángulo) y luego el gol, que fue un contragolpe en el que Viudez ganó una pelota por arriba contra el lateral izquierdo, mandó un centro que rebota en el defensa y en Vicente Sánchez, el propio Vicente la tocó atrás y Aguirre definió sin arquero.
Fueron jugadas producto de una acción individual imposible de Viudez: ganó por arriba, pese a ser quizás el más bajo de la cancha.
El equipo estuvo falto de movilidad. 4 atrás, Damonte más arriba y 5 tipos adelante mezclados con la defensa rival esperando el pelotazo. Cabrera casi nunca bajó a pedir la pelota cuando la tenían los de atrás, lo propio Aguirre. E incluso Calzada pareció más un puntero que un volante. Sin opciones de pase y con el rival metido atrás y sin presionar, nuestros defensas (generalmente Scotti) no tenían más opciones que tirar un pelotazo, el cual jamás era ganado por los nuestros, porque ninguno tenía estatura siquiera similar a la de los paraguayos.
Libertad, sin presionar y esperando nada más, tuvo algunos contragolpes (antes y después del 1-0) que culminaron muy mal, de lo contrario no hubiesen terminado perdiendo ese primer tiempo.
Flojo el equipo, no contagió nunca, generó muy poco, dejó muestras de inseguridad; pero terminó arriba el primer tiempo.
En la segunda parte la tónica no cambió mucho. Gallardo sacó a Aguirre y puso a Abero y al menos garantizó que tuviéramos uno menos mezclado con la defensa paraguaya. Incluso el volante protagonizó la jugada que pudo cambiar el juego: un pelotazo largo fue peinado por Vicente Sánchez y Abero quedó de cara al gol, pero su violento remate dio en el palo.
No sé cuánto tiempo iba, pero nosotros parecíamos un poquito más que en el primer tiempo y los paraguayos sólo se defendían, esperaban, e intentaban de contragolpe.
A los 15 minutos (más o menos) tuvimos un corner a favor, e increíblemente el partido dio un giro de 180 grados. El corner fue mal ejecutado, pero el rebote le quedó a Calzada, éste, sin siquiera mirar, intentó tirar la pelota al área, pero su centro quedó corto y nació el contragolpe a través del cual nos empataron.
Poco después otro contragolpe terminó con el 2-1.
A partir de entonces, el descontrol fue total. Es cierto que durante 10 ó 15 minutos hubo una lluvia extraña y un viento cruzado en contra de nuestro ataque, pero el equipo no generó demasiado. Recoba intentó algo por derecha, pero sin concretar, y Viudez tuvo la única chance de empatar tras centro de Medina que sobró al defensa paraguayo, y Viudez quedó mano a mano con Muñoz, quien tapó el disparo notablemente.
Al final presionamos, pero sin ideas, y no pudimos vulnerarlos.
¿Es un golpe de realidad? Yo diría que... puede ser... Tenemos que convencernos de que no tenemos un gran equipo. No quiere decir que seamos malos, sólo que no tenemos más que nadie; mucho menos podemos tener más que un equipo que se ha llevado a nuestro capitán. Los paraguayos no mostraron mucho, pero fueron sólidos y jugaron a algo. Tenían un plan y lo ejecutaron, nosotros no. Jugamos en una cancha chica intentando crear espacios, como primera contradicción. Buscamos pelotazos con delanteros de 1,70 marcados por defensas de 1,85, como segunda contradicción. Y encima terminamos jugando con un equipo desbalanceado que no hizo más que dar una imagen de desprolijidad terrible.
Los puntos que ganamos en Río, los perdimos aquí; y lo mismo pasó con la buena imagen dejada en el primer partido.
Formamos con Burián (quizás pudo haber evitado el primer gol, no saliendo tan lejos del arco, pero no hizo las cosas mal); Núñez (como siempre, corrió sin ton ni son y poco inteligentemente), Scotti (ordenó el fondo, no hizo mucho espectacular, pero dio seguridad), Rolín (un par de robos notables) y Placente (poca cosa, subió bien alguna vez, pero regaló mucho sus espaldas); Cabrera (sigue sin sentir la responsabilidad de conducir al equipo, estuvo apagado), Damonte (lo mejor en el medio, le sacaron una amarilla tonta que lo condicionó por más de 60 minutos), Calzada (desaparecido contra un costado, cuando intentó ayudar a Damonte sólo hizo que subieran por el lado de él; tuvo un mal partido), Aguirre (sin posición fija, no hizo nada más que el gol); Viudez y Vicente Sánchez (los mejores del equipo, peleando todo pese a las diferencias físicas, y ganando la mayoría de las veces; Viudez perdió dos goles por culpa de Muñoz y Vicente definió mal un par de veces la jugada; pero repito que fueron los mejores). Entraron Abero (mal, erró el gol y se cayó emocionalmente, cometió errores ridículos en la marca), Recoba (hizo lo que pudo) y Medina (peleó, chocó, mandó un centro, hizo lo que pudo también).
Ahora hay que ir a ganar a Perú el 13 de marzo, ya no para casi asegurar la clasificación (como hubiera pasado si ganábamos ayer) sino para meternos en la pelea otra vez. Se puede, pero hay que mejorar.
El domingo en la tarde, en tanto, jugamos contra River Plate en el arranque del clausura. Es una gran medida para ver para qué estamos en este semestre.
Vamo' el bolso!
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