Ayer perdimos contra River 4-2 en el Estadio Centenario y complicamos absolutamente nuestras chances en el torneo y en la Tabla Anual.
Peor que eso, que siempre puede pasar, porque no siempre se puede ganar; fue el hecho de haber perdido con absoluta justicia. River nos dominó completamente desde el primer minuto y mereció una victoria más amplia inclusive.
Nosotros jugamos con Burián (la figura del partido, créanme, pese a que le hicieron 4 goles); Godoy (desbordado permanentemente), Lembo (distraído), Coates (lento y perdido) y Núñez (corrió pero no marcó a nadie); Pereyra (otro mal partido suyo y van muchos ya; no entiendo por qué juega), Píriz (superado permanentemente porque tuvo que correr a todos a los lados, ya que River jugó muy inteligentemente por las bandas evitando el centro de la cancha -es la fórmula fácil para destrozarnos-, y además anduvo impreciso en los pases) y Cabrera (inexplicablemente sustituído en el primer tiempo); Viudez (corrió con desgano pero no aportó nada), Fornaroli (mucha entrega, pero poco juego efectivo, fue dominado por los zagueros) y Peralta (un desastre). Entraron Gallardo (casi no la tocó, porque lo marcaron muy bien), Carlao (incomprensible que haya jugado de puntero, pese a que hizo un gol) y Viera (teníamos que ganar y Carrasco puso un denfesa, ¡el colmo!).
El primer tiempo fue mediocre. River tuvo la pelota pero no generó demasiado peligro. Nosotros, haciendo rápido recuento, no tiramos nunca al arco salvo un remate al travesaño de Peralta (lo único que hizo en todo el partido). Cabrera no dio un pase bien, Pereyra jugó solo (porque quiso, más que nada) y Píriz anduvo flojo con la pelota: la recuperaba y la perdía. Peralta no hizo nada, Viudez miró el partido contra la banda y Fornaroli perdió siempre por arriba y también por abajo.
Empezamos un poco mejor, pero desde los 10 a los 30 River nos dominó. Curiosamente, cuando empezábamos a acercarnos un poquito al arco de ellos, llegó el 1-0 de River. Veloz contragolpe por nuestra izquierda, centro notable y mejor cabezazo de Medina.
Inmediatamente, Carrasco hizo entrar a Gallardo por Cabrera. Grave error: no paramos a nadie nunca más en todo el partido en la mitad de la cancha (es algo triste que Cabrera sea nuestro segundo mejor marcador, pero es cierto, lo es. Pereyra ni se esfuerza, sólo hace fouls). No generamos mucho en lo que quedó del primer tiempo.
En el segundo tiempo ingresó Carlao por Peralta. Un verdadero sinsentido que, sin embargo, pareció ser acertado: a los 2 minutos hizo el empate, llegando solo por la izquierda y recibiendo un pase mano a mano con el arquero. A los 5, el propio Carlao erró el segundo tirándola por sobre el travesaño en un rebote que le quedó de frente al arquero.
Luego River volvió a ser más. Un innecesario penal de Coates cuando cubrió a Godoy en un contragolpe terminó en el segundo gol de Medina (el mejor de la cancha, que se tuvo que ir porque no le dejó de sangrar una herida hecha en el primer gol).
Poco después, de penal también, tras incursión de Viudez en el área; Gallardo empató inmerecidamente. River hizo el tercero inmediatamente: corrida por nuestra izquierda y centro al segundo palo, donde no había nadie porque ya jugaba Viera por Godoy y se metía muy al medio con Lembo y Coates.
Entonces nos fuimos arriba y River tuvo por lo menos 3 chances clarísimas de gol para liquidar todo, que Burián tapó notablemente (y el arquero tuvo al menos 4 ó 5 tapadas más en el resto del partido, créanme). Finalmente el 4° gol llegó pasada la hora, en un contragolpe donde 3 jugadores de River quedaron mano a mano con Núñez. Petete Correa la llevó solo, le ganó en velocidad a nuestro más veloz defensa (lo cual muestra lo lentos que somos) y definió frente a Burián.
Merecidísima derrota.
Ahora no hay margen de error. No podemos perder más puntos o se nos van las dos tablas y nos quedamos sin poder definir el campeonato.
El miércoles jugamos contra América por la Libertadores, y esperemos repuntar, porque hay que ganar sí o sí para seguir en la Copa Libertadores.
Saludos!
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